Secciones
Diario El Argentino
Secciones
Diario El Argentinoviernes 26 de abril de 2024
Información General

…con Oscar Oszlak, experto en gobierno abierto

“El gobierno abierto es asumir nuevos roles entre la relación ciudadano Estado”

  “El gobierno abierto es asumir nuevos roles entre la relación ciudadano Estado”

Oscar Oszlak llegó a Gualeguaychú el martes 17 de septiembre para brindar un taller sobre gobierno abierto, temática que implica construir un nuevo paradigma en la gestión pública.


El gobierno abierto fue una propuesta lanzada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama y lo plantea en la lógica de la transparencia, participación y colaboración, justamente para que el saber colectivo o social permitan mejorar la administración pública.
Por el momento, la apertura de gobierno abierto es una promesa o en todo caso una construcción que recién comienza por los cimientos.
Oszlak dialogó con EL ARGENTINO acerca de esta nueva posibilidad, además de analizar la relación directa que existe entre “gobierno abierto” y gestión pública, pero también los cambios culturales que se necesitan tanto del ciudadano como de los funcionarios para reconocerse como interlocutores válidos a la hora de planificar.

-¿Cuándo y dónde nació?

-Nací en Buenos Aires. el 5 de mayo de 1936. Soy de familia de inmigrantes, polacos, que llegaron a la Argentina pocos años antes y dejando familiares y seres queridos en Europa. Casi toda mi infancia transcurrió en un tiempo trágico para la humanidad: el holocausto, la segunda guerra mundial y la conciencia gradual de que las familias que habían quedado en el viejo continente habían desaparecido. Cosa que ocurrió, porque no quedó un solo familiar.

-¿A qué se dedicaban sus padres?
-Mi madre enviudó joven. Perdí a mi padre antes de que yo cumpliera los dos años de edad. Era carpintero. Mi madre abrió una tiendita para sustentar el hogar y volvió a casarse. Viví en una familia modesta, humilde.

-No obstante llegó a la universidad.
-La educación fue fundamental. Además, mis padres lo tenían muy claro. Era una época que se sabía que la obtención de un título universitario podía facilitar la ascensión social y era una conquista lograda, especialmente para los inmigrantes. “Mi hijo el doctor” era casi un lema generacional. Mi madre a eso lo tenía muy claro y me animó a ingresar a una escuela comercial y por eso concurrí al Carlos Pellegrini. Allí, el futuro estaba casi determinado: sería contador público nacional. Ejercí la profesión y me especialicé en temas impositivos.

-De contador a las ciencias políticas. Lo invitamos a pegar ese salto en el tiempo…
-Fue en mi primera etapa profesional. Tenía interés en temas tributarios, que fue mi especialidad y trabajé e incluso llegué a ser inspector de la Dirección General Impositiva. Y tenía también interés académico y realicé varios trabajos de investigación. Seguí estudiando y obtuve la licenciatura en Economía. Estando en la DGI obtuve una beca de Naciones Unidas para ir a estudiar a Harvard política y administración tributaria. Al tomar contacto con esa vida universitaria se intensificó mi vocación como investigador. Regresé al país y apareció un anuncio donde el Instituto Di Tella ofrecía becas a profesionales dispuestos a integrar un nuevo Centro de Investigaciones en Administración Pública y convocaba a aspirantes para estudiar en Estados Unidos con el objetivo de lograr un doctorado. Obtuve una de esas becas e ingresé a la Universidad de Berkeley, California, donde hice el master en administración pública y como debía llegar al doctorado, me incliné por las ciencias políticas.

-Era una época particular, revolucionaria. Mediados de los años ´60.
-Así es y la tengo bien presente. Se vivía el movimiento hippy, el Mayo Francés, América Latina que aparecía con mucha intensidad. Me encontré en un ambiente latinoamericano y en ese contexto se me despertó una vocación política muy fuerte. Regreso a la Argentina y trabajo en el Instituto Di Tella con un equipo formidable.

-¿Por qué se habla de gobierno abierto y no de Estado abierto? ¿Se auto limita?
-Justamente estoy preparando una exposición para noviembre en Montevideo, específicamente para el encuentro anual del Centro Americano para el Desarrollo que reúne a representantes de todos los gobiernos de latinoamericana, donde justamente hablo de Estado abierto. Así que estamos en la misma sintonía.

-¿Entonces por qué se habla de gobierno abierto?
-Hay que recordar que es Barack Obama quien lanza esta iniciativa. En Estados Unidos se usa la palabra Estado para hablar de los territorios subnacionales como el Estado de California. Ellos no hablan de Estado sino de gobierno. Pero es evidente que el concepto de “Estado abierto” es más amplio que el de “gobierno abierto”.

-El ciudadano en términos generales se ubica como un usuario de servicios que brinda el Estado, o de algunos programas gubernamentales. ¿Con el gobierno abierto a qué rol está llamado?
-Implica una ampliación de la idea de usuarios de servicio, de cliente, de sujeto a regulación. El gobierno abierto es asumir nuevos roles entre la relación ciudadano Estado. El rol al que es llamado es el de ser un partícipe necesario en la administración pública. Obama lo plantea en términos de transparencia, participación y colaboración. Es un triple rol que puede cumplir un ciudadano: por una parte, participar en el proceso de construcción de las políticas públicas, en segundo rol ser coproductor de bienes y servicios junto con el Estado y en tercer lugar como el actor fundamental en el proceso de seguimiento, control y evaluación de las políticas públicas. De alguna manera es ejercer un rol en la triple dimensión temporal, porque la construcción de políticas implica ideas hacia el futuro, la coproducción es un presente continuo y el seguimiento es mirar hacia el pasado para saber si se ha cumplido o no con los objetivos de la gestión y así poder corregir los rumbos. Esto no ocurre en la gestión pública porque es puro presente, no tiene casi nada de futuro y posee poco pasado.

-La gestión pública tiene más rencores que memoria…
-Así es. Es una buena síntesis.

-Viene a hablar de gobierno abierto a Gualeguaychú. Sin embargo, todavía hay demasiados funcionarios municipales y provinciales que no se muestran dispuestos a que su gestión sea observable, especialmente por la ciudadanía.
-Es que para que el gobierno abierto sea una realidad se requiere de un cambio cultural tanto del ciudadano como del funcionario. Por eso mi acercamiento al tema fue con bastante escepticismo. El gobierno abierto requiere de algo más que una apertura porque involucra la participación del ciudadano. Si bien todavía hay bastante distancia entre las expectativas que genera el gobierno abierto y lo que puede lograrse, lo que se construya puede ser un progreso importante.

-Quedó claro lo del ciudadano asumiendo nuevos roles frente al Estado. El funcionario también debe asumir nuevos roles, porque debe tomar a ese ciudadano como un interlocutor válido.
-Exactamente. Porque cuando se abre el camino de la comunicación, tiene que ser de doble vía. Y esto no es una característica de una gestión en particular, sino de la estructura burocrática del Estado. El secretismo atenta contra la transparencia. El asunto es hasta qué punto la idea prende y hasta dónde se produce una movilización colectiva, una mayor participación de las organizaciones sociales que también deberían tener gobierno abierto, lo mismo que aquellos que reciben subsidios del Estado, por citar ejemplos. O la Justicia que debe dar a conocer las causas que está tratando, el Poder Legislativo los proyectos que está abordando y así se podría seguir enumerando la necesidad de mayor apertura y transparencia.

-Llegamos a un horizonte. Por un lado, resistencias del Estado a abrir sus ventanas; y por el otro, apatía ciudadana para participar. Quisiera sumar otro tópico: se vive en una sociedad que accede a muchos datos, pero maneja poca información y muchos menos conocimientos.
-Exacto. Hay una pirámide con una base muy grande de datos que se va afinando a medida que se sube e indica que hay menos información y pocos conocimientos. Lo pondré en un ejemplo: si estoy en una habitación a oscura y enciendo un fósforo en un rincón, podré reconocer ese rincón específico, pero no el resto de la habitación. Si enciendo otro fósforo en otro rincón, conoceré otro aspecto y así hasta poder darme cuenta que estoy no sólo en una habitación sino también en una casa. Los datos son atisbos de una realidad que permiten apenas vislumbrar aspectos mínimos, la información permite otro grado de saber y el conocimiento es algo más integral.

¿Qué experiencias de implementación participativa de políticas públicas destacaría en América Latina y en particular en la Argentina?
-El presupuesto participativo es una de las maneras para incentivar la participación ciudadana. En Porto Alegre, Brasil, es claramente un ejemplo exitoso. En Argentina se hizo una experiencia importante en Rosario y en otras ciudades. Por otro lado, no se decide todo el presupuesto sino algunos aspectos de esa planificación. Es un avance, sin duda. Es el desarrollo de la web, especialmente el 2.0 quien genera más expectativa de gobierno abierto. Internet permite una mayor interactuación entre la ciudadanía y el gobierno. Pero quiero aclarar que igualmente se puede hablar de gobierno abierto sin necesidad de recurrir a internet.

-A raíz de la desconfianza entre ciudadanía y Estado, con el gobierno abierto se puede correr el riesgo de pensar en la manipulación política.
-La participación de la ciudadanía se puede producir por causas muy variadas. Y esto sucede con o sin gobierno abierto. Por eso el cambio cultural que está implícito en gobierno abierto es muy profundo, porque implica colaboración y aceptación del otro como copartícipe y eso implica tener capacidad de escucha.

-¿Cuál es la diferencia entre gobierno abierto y gobierno electrónico?
-Hay una gran confusión acerca de estos dos campos. El gobierno abierto podría funcionar igual sin la tecnología de internet. De hecho el gobierno electrónico puede ser un primer paso para aumentar el grado de interactuación entre el gobierno y los ciudadanos para realizar trámites o realizar pagos. Pero no implica transparencia ni participación para establecer políticas públicas. El gobierno abierto además de favorecer el derecho de la ciudadanía a participar activamente en la conformación de políticas públicas, anima a la Administración a beneficiarse del conocimiento y experiencia social.

Por Nahuel Maciel
EL ARGENTINO



Este contenido no está abierto a comentarios